Quien mucho espera, se decepciona. Quien nada espera, se sorprende.
Aunque no va a ser fácil, voy a hablar de la decepción, el sentimiento de insatisfacción que nos produce a veces una persona, una marca o un producto o servicio. Seguro que habéis tenido esa sensación alguna vez, ya sea en el trabajo o en casa, por la calle o en alguna tienda, o hasta visitando una web o red social. ¿Pero a qué se debe?
Según Wikipedia, decepción es “el pesar causado por un engaño; un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona”.
Es curioso que antes de llegar a la decepción, solemos vivir dos emociones: la sorpresa y la pena. Es decir, que antes de decepcionarnos, damos una nueva oportunidad al engaño mediante la sorpresa, pero al final acabamos decepcionándonos. Una gran decepción puede desembocar en frustración y posteriormente en depresión.
Por ello, es importante aprender cómo evitarla o al menos reducirla, tanto en nuestra vida personal como profesional.
Para leer el resto del post, ir al blog de Contunegocio